En el siguiente post realizaré unos breves comentarios y conclusiones sobre la excelente entrevista realizada en el diario El País a Antoine Gallimard que ha sido publicada el 27 de abril de 2020. Os dejo por aquí el enlace https://elpais.com/cultura/2020-04-27/antoine-gallimard-no-creo-que-el-mundo-vaya-a-cambiar-seria-demasiado-bello.html
Puede que, para la mayoría de los lectores de este artículo, Antoine Gallimard sea conocido de sobra, solo comentar que a sus 71 años es el presidente del grupo editorial Gallimard, la tercera generación que dirige el grupo editorial independiente más reconocido de Francia. Dicho esto, aunque la estructura y funcionamiento del sector del libro en Francia no es exactamente igual que en España hay muchas similitudes, sobre todo, las relacionadas con las consecuencias que están teniendo y van a tener, a medio y largo plazo, la crisis mundial provocada por el coronavirus. Por eso y sobre todo por su experiencia y visión global del negocio, es muy interesante su perspectiva y visión de futuropara que todos los componentes de la cadena de valor del libro en España puedan sacar sus propias conclusiones y tomen sus decisiones: lo peor de todo sería dejarse paralizar por el impacto de la crisis, pero aún mucho peor, mantener los mismos criterios y procedimientos, a la hora de editar, distribuir y comercializar publicaciones, anteriores a la pandemia. Creo además que muchas de estas conclusiones son extensibles internacionalmente y veremos cómo en muchos países se van a repetir las mismas consecuencias y similares decisiones de los que sean capaces de actuar inteligentemente para afrontar los retos. Como en casi todas las crisis, estas serán una gran oportunidad para unos y la muerte segura para otros.
Los eslabones débiles: las pequeñas editoriales y librerías. Si bien es cierto que el número de pequeñas librerías, ya sean generales o especializadas, está reduciéndose en todo el mundo, esta crisis va a hacer que esa dinámica se acelere de una forma extraordinaria. En cuanto a las pequeñas editoriales de nicho, el número ha crecido de una forma muy importante en estos últimos años, muchas de ellas cercanas al negocio de la autoedición, pero la parálisis de la actividad comercial, la imposibilidad de realizar presentaciones y en general las graves incidencias que la pandemia puede tener en la economía global, hacen que su futuro sea muy incierto. En ambos casos por el escaso músculo económico que ambos tipos de negocio tienen para poder afrontar unos meses de parálisis y otros próximos meses de funcionamiento ralentizado. La salida para ambos grupos: por un lado, las ayudas gubernamentales son importantes, en el caso de España no basta con los planes relacionados con los ERTES, pues el acceso a la financiación avalada gubernamentalmente es muy complicada para empresas tan pequeñas. Por ese motivo es muy importante la inversión del Gobierno en la compra de fondos editoriales a través de librerías para que se genere un volumen de negocio asegurado que facilite la recuperación de unas ventas perdidas en estos meses. Esto a su vez ayudaría a recuperar los cobros y la vuelta a la normalidad de los ciclos de ventas y devoluciones que tienen estas librerías y editores con sus respectivos distribuidores. Una importante decisión del Gobierno en España es autorizar la apertura de librerías de inmediato, no tiene mucho sentido que estén abiertas papelerías y quioscos de prensa que pueden vender libros y las librerías permanezcan cerradas.
Riesgo de que se compren menos libros con la crisis. Para Antoine Gallimard es no es un riesgo real, por lo menos directo, puesto que, aunque la crisis económica tenga un impacto sobre la economía de los lectores, siempre habrá medios para adquirir publicaciones a buen precio. La competencia real del libro son los nuevos hábitos para el disfrute del tiempo libre, la atracción que los lectores tradicionales tienen ahora de otros medios para consumir su tiempo de ocio. Pero eso ya existía antes de la crisis del coronavirus. Lo que sí parece que ha aumentado de una forma importante es el consumo digital del contenido literario. Esto ha sido debido también a la necesidad de los lectores de acceder a las novedades y las obras recomendadas en un momento donde era difícil adquirirlas en formato papel o había miedo de recibir paquetes en casa. Por ahí vienen los retos y los ingresos para los editores: su desarrollo digital y el desarrollo de un potente negocio online propio que le acerque directamente a su lector y que le genere ingresos inmediatos sin esperar el típico ciclo tradicional que retarda recibirlos como poco en 90 días.
Amazon: ¿si no tenemos a Amazon que hacemos? Sin duda, ha sido el gran beneficiado de esta crisis pues sus ventas en el mundo han aumentado de forma muy importante, impulsadas por el mismo crecimiento que ha tenido el comercio electrónico en general. Para Antoine Gallimard, la resistencia a Amazon en Francia es algo cultural, pero también dice que, si ellos respetan el precio fijo del libro, no utilizan su envergadura para establecer unas condiciones inaceptables para el resto del sector y no utilizan algunos de sus servicios para perturbar al mercado del libro, ¿cómo puede vivir hoy el mundo del libro sin convivir con Amazon? Mucho más en estos momentos en los que, como dice Gallimard, el negocio global ha bajado un 90% y ese 10% en Francia ha venido de las ventas en grandes superficies y tiendas especializadas, ya que el tribunal de Nanterre ordenó a Amazon, el pasado 15 de abril que limitara su actividad en Francia a la recepción de mercancía y a la entrega de productos esenciales, como alimentos y productos médicos y de higiene. No obstante, en España y en otros países el mantenimiento del negocio editorial depende mucho de las ventas generadas por el gigante del e-commerce. Antoine Gallimar clama por un Amazon respetuoso para superar esta catástrofe, sin embargo, el reto para los editores es diseñar canales propios para acercarse a sus clientes y tomar el control de la gestión comercial de sus publicaciones, el sistema lo permite, el reto es el diseño para alcanzarlo.
El libro digital no compensa la baja de las ventas en papel, dice Antoine Gallimard. Hay dos elementos muy críticos que impiden que eso pudiera ser así. Después de casi 15 años, desde las primeras experiencias editoriales con los ebooks, los resultados reales son que la inversión que editor tiene que realizar para crear una publicación, en papel y en ebook, son las mismas, pero los precios a los que se venden estas publicaciones son completamente diferentes. Por tanto, la recuperación de la inversión no puede ser de la misma forma si se venden el mismo número de ejemplares en digital que en papel. Esto se ve agravado por dos problemas añadidos: por un lado se siguen manteniendo las estructuras intermediadoras para la comercialización que consumen márgenes comerciales que se le restan al editor y por otro lado las estrategias comerciales de los más potentes comercializadores de productos digitales editoriales, que pasan por crear grandes fondos de títulos con acceso ilimitado mediante suscripciones, en las que, mediante una nebulosa de contratos de gestión, hacen que obras valiosas sean muy difíciles de controlar y mucho menos de generar unos derechos digitales aceptables para el editor. De nuevo, lo ya comentado anteriormente, el reto para el editor es gestionar directamente sus obras digitales, comercializarlas directamente a sus lectores y ofrecer valores añadidos con las mismas. ¿Por qué no el libro digital junto con el libro físico por el mismo importe?
Como tratarán los editores las novedades presentadas y no comercializadas y las que deberían haber salido en estas últimas semanas. Según Antoine Gallimard, la crisis seguirá de forma importante hasta final de año y la recuperación será lenta. Por este motivo, Gallimard está diseñando una estrategia, cuando se vuelvan a abrir las librerías, para ir relanzando las novedades paralizadas por el cierre de los canales de ventas y reducir el número de lanzamientos y la producción entorno a un 40%. Ajustar la producción y la comercialización a la capacidad que tiene el mercado de asumir de forma natural los productos editoriales. Evitar la saturación de los canales de comercialización de los libros y asegurar la provisión de los ejemplares a los lectores en el tiempo que ellos puedan solicitarlos. Esto es la gestión perfecta de la producción a demanda de publicaciones.
Concluye Antoine Gallimard que no ha conocido en su vida una situación como esta. Creo que ninguno de nosotros haya vivido un cambio similar, con una incertidumbre tan grande, originada en un espacio de tiempo tan pequeño. Apenas somos capaces de entender de verdad lo que nos está pasando y las consecuencias que todo esto va a tener para nosotros personalmente y para los proyectos empresariales. Pero el futuro es para los valientes y tenemos que sacar la valentía y el coraje de donde nuestros propios miedos los están escondiendo.
Luis Abril Mula
Director de Operaciones de Quares
Abril 2020