Según Ismael Nafría en la Reinvención del NYT, en la actualidad el 12% de los artículos del periódico contienen algún elemento visual (video, gráfico o cuadro de texto) conectado con el artículo en papel, en contraste con el 3% que tenían los artículos en el año 2014. Esta ha sido una de las grandes apuestas del periódico en su transformación digital.
Esta decisión es también una respuesta a una demanda de los propios usuarios del periódico que están habituados al consumo de contenidos en formatos diferentes al impreso. Además, estos elementos digitales ofrecen grandes posibilidades de enriquecer el contenido añadiendo formatos visuales e interactivos que mejorarán o reforzarán el valor la información ofrecida.
Esta integración de elemento digitales al contenido impreso es también un reto para el resto de la industria editorial. Los editores deberían conectar los formatos tradicionales en papel con sus versiones digitales, aportando a sus lectores, a través de los mismos, no solo la posibilidad de llevar el contenido “encima sin peso” a donde quiera que vayan, sino además, permitiendo incorporar al mismo una serie de valores añadidos que pueden ampliar, completar o generar una nueva experiencia de lectura.
He intentado decir muchas cosas en el párrafo anterior, pero ahora intentaré diseccionarlo. Ya hace tiempo que algunos editores están incorporando en sus publicaciones impresas una serie de códigos identificativos que permiten ofrecer a los lectores una información adicional sobre sus contenidos impresos, además de integrar diversas acciones de marketing. Las versiones actuales más avanzadas de este tipo de servicio, dan normalmente acceso a contenido web, enlazados mediante códigos Qr, para aprovechar así el tirón del móvil.
Quizás, el principal obstáculo para la ofrecer servicios adicionales al contenido impreso, sea la identificación de los usuarios con derecho a los mismos, pero esto está ya superado por la tecnología a la que tienen acceso fácil y económicamente los editores. Por un lado, la impresión bajo demanda permite la incorporación de códigos personalizados y únicos por artículo que nos ayudan a identificar a cada uno de los consumidores. Por otro lado, la integración de las app nos permiten una doble identificación de los usuarios con aseguramiento de la identidad de los consumidores y la posibilidad de diseñar una estrategia de marketing personalizada a través de su teléfono móvil.
A través de la integración del contenido en papel con su versión digital se abren a los editores enormes oportunidades para conectar con sus consumidores y diseñar estrategias para la promoción de sus contenidos y ofrecer servicios de valor añadido a los mismos.
Quizás el mejor medio para luchar contra la piratería que sacude la industria editorial es la integración de los contenidos en papel con los contenidos digitales, añadiendo una serie de servicios de valor que, mediante la identificación de los consumidores, a los que solo podrán tener acceso, los que realmente puedan demostrar que han comprado sus contenidos legalmente. Incentivar la compra legal es mucho mejor que intentar parar las descargas ilegales de contenido.
Hoy, los editores tienen delante de si una demanda de sus lectores para consumir sus contenidos en los nuevos formatos de lectura y parece que, sin ninguna duda, es necesario su posicionamiento en el dispositivo mas cercano a los consumidores, y este es sin duda es el móvil. Por otro lado, los editores tienen la oportunidad de incorporar valores añadidos a sus publicaciones que, por un lado enriquecerán la experiencia de lectura y aportarán nuevos valores al lector y por otro lado, sin ninguna duda darán un mayor valor a la adquisición de contenido legal. Nos gustaría estar cerca de los editores que quieran diseñar estrategias orientadas a la integración del formato papel con el formato digital y compartir nuestra visión y experiencia.
